Cómo reciclar el aceite usado

Los nuggets Maheso, nuestro pollo Kentucky e incluso algunos de nuestros churros y porras se pueden disfrutar sin tenerlos que freír. Pero hay ocasiones, como es el caso de las croquetas, donde no nos queda otro remedio que freír los productos para que queden en óptimas condiciones. Y es en estos casos donde se genera un residuo, el aceite usado, que debemos saber gestionar.

De hecho, cada vez somos más conscientes de la importancia de reciclar y uno de los productos que más daño hace al planeta si no lo reciclamos o no lo tiramos donde procede es, precisamente, el aceite de cocina. La mayoría ya somos conscientes del problema que representa tirar el aceite usado por el fregadero, pero aún son muchos y muchas las que no saben qué hacer con él. En este post vamos a dar algunas ideas para saber cómo reciclar el aceite usado y qué hacer con él.

Por qué contamina el aceite usado

De hecho, son muchos los que todavía piensan que por tirar un poquito de aceite no pasa nada, pero si sumamos los “pocos” de aceite que acaban tirados por el fregadero en todos los hogares españoles, al final acabamos sumando millones de litros. Se calcula que se siguen tirando más de 120 millones de litros de aceite usado al año, según el ministerio de Medio Ambiente, dos tercios del volumen total consumido, que ronda los 180.000 millones, aproximadamente cuatro litros por habitante.

Estos restos de aceite acaban en el alcantarillado público. Y del alcantarillado a la planta de tratamiento de aguas, en la que acaban impregnando las estructuras, y obligando a limpiezas más exhaustivas y costosas para todos. Pero lo que posiblemente suceda es que ese aceite

acabe ensuciando las aguas. Se estima que un solo litro de aceite vertido a la red de desagües puede contaminar 1.000 litros de agua. Por las características de su composición, los residuos de aceites y grasas crean una película que no permite el intercambio de oxígeno en el agua. De esta forma, no solo afectan la flora y la fauna de ríos, lagos y otros ecosistemas, también es un problema para la agricultura, ya que estos restos de aceite acaban contaminando las aguas que usan los agricultores en sus cosechas.

Pero sin ir tan lejos, cuando el aceite se tira por el fregadero, puede atascarse en las tuberías domésticas formando grumos que pueden acarrear plagas de insectos nada deseadas.

En definitiva, la solución a todo este problema para el medioambiente y para nuestra higiene es saber qué hacer con él.

Reutilizarlo varias veces

Con el aceite que hemos utilizado para freír una única vez, podemos simplemente guardarlo y reutilizarlo varias veces. Lo importante es que el aceite no se haya quemado y conservarlo en las mejores condiciones. Primero de todo déjalo enfriar. Una vez frío, fíltralo o cuélalo para eliminar las partículas y los restos de comida. Guárdalo en un recipiente hermético, por ejemplo, de cristal, en el frigorífico o en el congelador. También puedes conservarlo bien si lo guardas en un lugar seco y fresco. Eso sí; antes de volverlo a usar comprueba que está en buenas condiciones. Una manera de saberlo es oliéndolo: si huele agrio o fuerte, tendrás que desecharlo.

Con este aceite que ya habías usado puedes volver a freír tu producto Maheso favorito. Pero recuerda, después de algunos usos, tocará desechar este aceite.

Llevarlo al punto limpio

La forma más sencilla de reciclar el aceite de cocina es recopilarlo y cuando tengamos un recipiente lleno de aceite usado, llevarlo a un punto limpio de nuestro municipio. En estos espacios podemos encontrar contenedores específicos para este residuo.

Lo que a posteriori pasa con este aceite es sencillo. En las plantas especiales de reciclaje de aceite, mediante procesos fisicoquímicos se separa el agua y sedimentos que pueda tener para descontaminarlo hasta llegar a un producto reutilizable.

Uno de los usos más conocidos del aceite reciclado es el biocombustible, que se puede reutilizar en centrales térmicas de generación eléctrica, compañías cementeras o de papel. En este sentido, los avances cada vez dan más usos a este tipo de biocombustible, por lo que la industria es la que más se beneficia del aceite reciclado.

Convertirlo en sólido

Como el problema del aceite usado es que contamina nuestras aguas y recursos naturales, podemos convertirlo en sólido (en el mercado hay muchos productos que solidifican el aceite) y tirarlo al contenedor de residuos.

Elaborar jabón en casa

El aceite que hemos usado para freír y cocinar también lo podemos reutilizar y darle una segunda vida en casa. Por ejemplo, lo podemos usar para hacer jabón.

Para reutilizarlo primero tenemos que limpiarlo. Hay que filtrarlo para eliminar cualquier tipo de partícula o de restos de comida que haya quedado en el aceite. Posteriormente, lo único que hay que hacer es mezclarlo con sosa cáustica (122 gramos por litro de aceite y de agua) y agua (igual cantidad que de aceite). Con estas cantidades podrás elaborar jabón para lavar ropa.

Hacer velas artesanas

Es otra manera de darle una segunda vida a ese aceite usado que no queremos tirar. Con 400 gramos de aceite usado, 85 gramos de cera de base vegetal para hacer velas (cera de soja, por ejemplo), una mecha para velas, el aceite esencial del aroma que más te guste y unos recipientes de cristal (vasitos de yogur de cristal reciclados, por ejemplo), ya lo tenemos todo.

Usarlo para engrasar bisagras

Otro de los usos que podemos darle a ese aceite es algo tan sencillo como utilizarlo para engrasar bisagras, para evitar que las cerraduras se atasquen o para aflojar tornillos.

Para proteger muebles

El aceite usado también es un buen producto para proteger los muebles. Y es que el aceite de freír filtrado y limpio de cualquier residuo es un perfecto protector de maderas naturales.

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Cocina de aprovechamiento

Ya lo hacían nuestras madres y abuelas, y ahora, en pleno siglo XXI, las nuevas generaciones lo están volviendo a poner de moda. Hablamos de la cocina del aprovechamiento, aquella que intenta aprovechar todo en la cocina y no tirar a la basura ninguna sobra ni alimento.

Y es que, en un momento en el que el coste de la vida está subiendo tanto, aprovechar todo lo que se compra y se cocina tiene que volver a ser vital. Pero no solo es una práctica beneficiosa para nuestro bolsillo, también lo es para algo mucho más importante y trascendental: es bueno para el medio ambiente y para el planeta.

Y es que, un altísimo porcentaje de la comida que compramos acaba en la basura, generando así kilos y kilos de desperdicios. Según datos recopilados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en 2020 se tiraban más de 31 kilogramos de comida por persona al año. ¡Casi nada! Y buena parte de esos desperdicios habrían podido ser perfectamente aprovechables, y se les podría haber sacado partido en muchos platos y recetas.

Desde Maheso, queremos aportar nuestro granito de arena para reducir esa cifra de desperdicios de alimentos, pero, sobre todo, queremos que aprendas a no tirar, sino a aprovechar. Porque todos tenemos que tomar la costumbre de no tirar ni desperdiciar alimentos, ni con los ingredientes que sobran al hacer una preparación, ni con las sobras que nos quedan después de comer. Y es que, hablar de “cocina de aprovechamiento” es más que una tendencia, es toda una filosofía que debemos aplicar a nuestro día a día, de forma que, al preparar una receta, no tiremos nada.

La cocina de las sobras, más que una moda

Como decíamos, cocinar con las sobras es algo que ya hacían nuestras madres y abuelas, pero la nueva tendencia ha llevado incluso a bautizar esta tendencia con los anglicismos trashcooking o save food. Ya sea en castellano o en inglés, de lo que se trata es de agudizar mucho el ingenio, aprovechar algunos ingredientes y darles una nueva vida en forma de delicioso plato.

Veamos aquí algunos trucos para “no tirar nada” en la cocina.

  • Con las sobras de pescado o de carne. Si has cocinado pescado o carne al horno o a la plancha y te ha sobrado, desmenúzalo y aprovéchalo para hacer unas deliciosas croquetas. No serán como nuestras croquetas Maheso, pero seguro que también te quedarán fenomenal. Con la carne de pollo o de pavo que has usado para hacer caldo también puedes hacer croquetas, deliciosas, o incluso, si la desmenuzas, la puedes añadir a una ensalada, añadir unos picatostes de pan y tienes una ensalada césar deliciosa.
    Con los trozos de pollo (también se puede hacer con otras carnes) que sobran también se pueden hacer sándwiches, bocadillos, canelones, tacos o enchiladas.
    Si lo que te ha sobrado es marisco (gambas, langostinos, cigalas…), prueba de hacer un salpicón de marisco, una crema de langostinos, o incluso un pastel de gambas.
  • Con las sobras de frutas. Las frutas que nos sobran siempre suelen acabar en la basura. A partir de ahora no será así. Por ejemplo, puedes hacer mermelada o incluso helados de frutas. También te pueden servir para hacer bizcochos caseros.
  • Con las sobras de verduras. Si te ha sobrado, por ejemplo, algo de menestra de verdura, úsalas para hacer un revuelto con huevo. También puedes usarlas para mezclarlas con cuscús, y si añades frutos secos y especias el resultado será TOP. Con los típicos tomates que están blandos o un poco feos y no tienen esa textura que tanto nos gusta en una ensalada, puedes hacer infinidad de recetas. Por ejemplo, úsalos para untar el pan y hacer un buen pan con tomate. O rállalos y úsalos para hacer un sofrito o un tomate frito casero. En el caso de las verduras que has usado para hacer caldo o cocido, pásalas por la batidora eléctrica y prepara un exquisito puré de verduras, que además tendrá un sabor increíble. Incluso con la zanahoria hervida que ha sobrado, puedes escurrirla y aliñarla con aceite, vinagre y comino, y te saldrá una ensalada muy original. Con la patata de este mismo cocido o de ese caldo, podemos añadirla a ensaladas o saltearla con cebolla en la sartén y convertirla en un acompañamiento buenísimo para un bistec o para una hamburguesa. Y si lo que te ha sobrado es pisto de verduras el recetario es infinito: huevo con pisto, empanada o empanadillas caseras, salsa para los espaguetis, pizza, etc.
  • Con las sobras de pan. Si se ha quedado algo duro como para comerlo, rállalo y úsalo para platos empanados, o incluso para rebozar unas croquetas. También puedes usar la miga para hacer un buen gazpacho o un salmorejo, o incluso, para hacer unas migas tradicionales con trocitos de embutido, un plato de aprovechamiento típico de la Mancha y Extremadura. Otro de los platos en los que puedes utilizar el pan son las albóndigas. Y para los más golosos, lo ideal es usarlo para elaborar pudding.

Eso sí, siempre que te sobre algo de comida, recuerda conservarlo en la nevera. Las sobras pueden guardarse entre dos o tres días en la nevera, y si no lo vas a consumir en ese plazo, mételas en el congelador. Los platos ya cocinados se pueden congelar y se conservan por mucho más tiempo. Si, además, compras productos congelados como nuestras verduras congeladas, o nuestras croquetas Maheso, podrás utilizar la cantidad que necesites en cada comida y así no desperdiciar.

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Cuánto duran los alimentos en la nevera y el congelador

¿Alguien puede imaginarse vivir sin la nevera o el congelador? Hoy en día, el frigorífico se ha convertido en el electrodoméstico básico e imprescindible de los hogares. Conservar los alimentos a baja temperatura, no solo alarga la vida de ellos, sino que conserva sus propiedades organolépticas y evita que se estropeen. Pero ¿sabemos cómo conservar correctamente los alimentos en la nevera o el congelador? ¿Sabemos cuánto duran los productos que guardamos en el frigorífico?

A temperaturas bajas, el crecimiento de los microorganismos se vuelve más lento e, incluso, se detiene. Por eso, es tan importante mantener ciertos alimentos en frío especialmente aquellos que son frescos, o los que compramos congelados y refrigerados. Es la mejor forma de evitar muchas intoxicaciones alimentarias.

Y es que, el frío de este electrodoméstico nos permite hacer acopio de comida para ir gastando a lo largo del tiempo. Eso sí, ningún alimento dura eternamente y, además, hay que saber conservarlos correctamente. Veamos aquí cómo.

Temperaturas idóneas

En el congelador, lo ideal es conservar los alimentos a -18oC o -20oC. Mientras que, en la nevera, las carnes y pescados deben mantenerse entre 1 y 4oC y el resto, entre 5 y 8oC. De esta forma conseguiremos conservarlos correctamente, y evitar la proliferación de bacterias.

Hoy en día, los frigoríficos suelen llevar termostatos (muchos de ellos digitales), que permiten conocer en todo momento la temperatura del interior, pero si queremos asegurarnos, una forma fácil de controlar la temperatura es meter un termómetro en un vaso con agua dentro de la nevera.

Otro dato para tener en cuenta: la parte más fría de la nevera es en general la que está en contacto con el congelador, es decir, el estante de arriba en los frigoríficos tradicionales y, en los modelos combi, la parte donde están los cajones para las verduras o justo encima de ellos.

Y es bueno recordar que para conseguir que el aire frío circule correctamente, no hay que cargar o sobrecargar unos estantes de la nevera más que otros. Así, la temperatura será homogénea en todo el aparato.

La vida de un alimento congelado

La vida de un alimento congelado no es eterna, depende de la fecha de caducidad, el método de preparación y el almacenamiento. Lo ideal es mantener los alimentos a una temperatura constante y no volverlos a congelar en caso de haberse descongelado.

En Maheso, por ejemplo, siempre indicamos la fecha de caducidad en nuestros productos, pero recordamos también que para que el alimento se conserve en las mejores condiciones, hay que conservarlo correctamente.

Pero pese a que el congelador nos ayuda a conservar los alimentos durante mucho tiempo, no todos los alimentos duran lo mismo. Por ejemplo, las verduras preservan sus propiedades durante más tiempo que la carne. De hecho, la ultracongelación, realizada de la forma adecuada como hacemos en Maheso, implica la conservación prácticamente total de las propiedades y nutrientes de las verduras y vegetales. Este es el secreto de la frescura de nuestras verduras y vegetales. Además, como son recolectadas en su óptimo momento, y gracias precisamente al uso de avanzada tecnología de ultracongelación, llegan a casa en perfecto estado.

En el caso de las carnes y los pescados, cuanto más grasos son, menor es su duración porque la grasa tiende a enranciarse con el tiempo. Por eso, según indican las tablas de conservación de organismos internacionales como las de la OCU o la Agencia de Seguridad Alimentaria de Estados, la carne puede
permanecer congelada entre seis y 12 meses. Sin embargo, aquellas carnes más grasas es preferible consumirlas antes de los seis meses, mientras que las magras, como el pollo, pueden conservarse perfectamente durante un año.

Con el pescado sucede lo mismo. Variedades de pescado azul como el bonito o el atún pueden aguantar como unos tres meses, mientras que pescados blancos como la merluza o el rape, hasta seis. Por su parte, el marisco se puede mantener congelado durante un año.

Mantener la cadena de frío

Otro tema importante es no romper la cadena de frío de los alimentos que compramos. Por ejemplo, si compramos alimentos congelados o ultracongelados, como una Tempura de verduras de Maheso, una bolsa de Guisantes, de Espinacas o de Menestra de verduras imperial, una buena idea es meterlas del congelador de la tienda a una bolsa isotérmica, que nos permitirá mantener el frío hasta llegar a casa. Una vez allí, directamente al congelador. Y muy importante, poner lo que tenga la fecha de caducidad o de consumo preferente más a mano. Lo demás, puede estar más al fondo.

Si lo que hemos comprado está refrigerado (no congelado), podemos pedir que nos lo envasen al vacío, por ejemplo, en el caso de embutidos, quesos o carnes, para así conservarlo mejor en la nevera. Además, así evitaremos que se mezclen olores.

Dentro del frigorífico, es recomendable poner las carnes, pescados y platos preparados en la zona más fría de la nevera (la zona inferior, normalmente), y verduras y frutas en la más templada o en los cajones. De hecho, hoy día hay muchos modelos de neveras que tienen departamentos especialmente pensados para verduras y frutas, o para carnes y pescados.

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La preocupación por los efectos del cambio climático también está reflejándose en nuestra forma de comer. Tanto es así, que están surgiendo nuevas categorías y etiquetas para definir a las personas que modifican su dieta según su relación con el medio ambiente y los animales.

Medir la huella de carbono de la cesta de la compra, evitar ciertos alimentos, revisar dónde y cómo se produce todo aquello que ingerimos… Todas estas nuevas actitudes han dado pie a nuevos apelativos para definir cada una de las inclinaciones: climarianos, reducetarianos, planetarios, regenívoros, sustentatario… Y todos ellos, con un denominador en común: la voluntad de demostrar que una alimentación más sostenible es necesaria y es posible.

Y es que la sostenibilidad está en el foco de atención de no pocos sectores, entre ellos, el de la alimentación. Las grandes tendencias alimentarias en Europa y en España así lo dejan patente: la sostenibilidad gana peso para modificar nuestros hábitos alimentarios. De hecho, son muchos los que están cambiando su forma de comprar y de comer porque miran más por el beneficio del planeta y del medioambiente.

Así pues, cada vez son más los que van a la compra con su propia bolsa, otros priorizan la elección de alimentos ecológicos (respetuosos con el medioambiente), muchos optan por los envases reutilizables, reciclados o compostables, la compra de producto local o de proximidad va al alza, y muchos cambian o sustituyen la carne por alimentos vegetales.

De hecho, una buena manera de reducir la ingesta de carne es, por ejemplo, optar por platos vegetales o platos de pasta y verduras, como nuestras lasañas y canelones. En Maheso, contamos con una amplia gama de platos perfectos para los que quieren reducir o eliminar de su dieta la carne. Platos como nuestra Lasaña Vegetal, elaborada con 4 láminas de pasta y 3 de relleno de pisto, espinacas y setas. Un plato que se culmina con la tradicional bechamel y un toque de queso emmental especial para gratinar.

Nuevas etiquetas

Y es que, además de las personas ecológicas, carnívoras o vegetarianas, veganas o flexitarianas, se han sumado muchas otras etiquetas para denominar a aquellos y a aquellas que comen también pensando en el mundo en donde vivimos.

Por ejemplo, la dieta planetaria es aquella basada principalmente en alimentos de origen vegetal, aunque no se excluyen del todo los pescados o las carnes blancas, que se consumen de forma mínima. El objetivo principal de las personas planetarias es contribuir a un sistema sostenible, que garantice alimentos saludables a la población y, al mismo tiempo, contribuya a frenar el deterioro del Planeta y sus consecuencias, entre ellas el cambio climático o la destrucción de valiosos ecosistemas.

Muy similar es lo que hacen los reducetarianos. La dieta reducetariana, la que llaman del futuro, es la que aboga por reducir la ingesta de carne, pescado, huevos y lácteos, pero de una manera flexible, pues en ningún momento se ha de prescindir por completo de estos alimentos. La idea es mejorar la salud del Planeta y la suya propia, pero sin caer en extremos y dietas limitantes.

Por su parte, las personas regenívoras son aquellas que se preocupan por el origen de los alimentos que ingieren, poniendo el foco en que estos procedan de empresas que trabajan a favor del medioambiente. En otras palabras, contribuyen a regenerar el planeta.

Los climarianos -una variación de los flexitarianos- van un paso más allá, puesto que priorizan los alimentos que podemos obtener sin implicación logística (transporte, embalaje…), es decir, miden la huella de carbono de los alimentos antes de elegirlos. La idea es contribuir a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero a través de su dieta. Así pues, compran básicamente productos de proximidad o de Km0.

Respetar al Planeta y cuidar de los recursos

Y es que, respetar el medioambiente y cuidar del Planeta es una premisa que está presente cada vez más y son muchas las personas de todas las generaciones que se suman al movimiento de la sostenibilidad. Un respeto al medioambiente que empieza por no malgastar los recursos naturales como, por ejemplo, el agua, elemento vital para el ser humano.

Precisamente, cada 22 de marzo, se celebra el Día Mundial del Agua para recordarnos la importancia de cuidar del denominado actualmente «oro líquido». Con la celebración de esta efeméride se pretende dar a conocer la crisis mundial del agua y la problemática que afrontan millones de personas que no tienen acceso al suministro de agua potable, así como las medidas urgentes que se deben tomar al respecto. Este año 2023, la ONU ha establecido como lema de esta conmemoración

‘Acelerando el cambio’, con el fin de cumplir con las metas marcadas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos dentro de la Agenda 2030.

De esto, este año será clave para este tema, no en vano, del 22 al 24 de marzo en Nueva York se llevará a cabo la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Agua, 46 años después de que tuviera lugar la primera, en marzo de 1977 en Mar del Plata (Argentina). La ONU dedicará al agua una nueva conferencia monográfica de máximo nivel para establecer una hoja de ruta y un cronograma concretos para asegurar que la humanidad llegue a 2030 con el derecho humano al agua y al saneamiento asegurado para todos.

Y es que, saber elegir lo que se come y lo que se bebe, así como tener cuidado de lo que se elige para nuestra alimentación es algo que importa, y mucho, especialmente para aquellos que quieren cuidar del Planeta donde vivimos.

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Los raviolis de wanton frito es un plato perfecto para picar y compartir. Gusta a mayores y a pequeños y da mucho juego en la cocina, pues se puede rellenar con infinidad de ingredientes. Aquí te vamos a proponer un relleno muy especial: el relleno para fajitas Maheso.

El resultado es una combinación sorprendente que no dejará indiferente a nadie.

Veamos cómo lo prepara la chef Beatriz Sotelo. Y como siempre, empezaremos indicando uno a uno qué ingredientes necesitaremos para esta receta:

Receta en colaboración con la chef Beatriz Sotelo

Ingredientes:

  • 3 láminas de pasta wanton (si es congelada, dejar descongelar antes de hacer)
  • Vinagreta de cítricos y zanahoria (media naranja, dos gajos de piña natural y una zanahoria y láminas de gelatina).
  • Relleno para fajitas Maheso
  • Brotes de lechugas
  • 4 pétalos de caléndula

Elaboración:

Para elaborarlo empezaremos por hacer una vinagreta con cítricos y zanahoria. En una licuadora poner una zanahoria, media naranja pelada y dos gajos de piña natural. Licuar hasta que quede una salsa que espesaremos con espesante natural (láminas de gelatina, por ejemplo). Reservar.

Seguidamente, nos pondremos a preparar el relleno, que esta vez será el relleno para fajitas Maheso. Directamente del congelador pondremos el contenido de la bolsa en una sartén con un poco de sazonador, al gusto. Saltear todo a fuego vivo hasta que esté cocinado. Necesitaremos alrededor de cinco minutos para que este relleno de pechuga de pollo y verduras cortadas en juliana esté listo. Cuando lo veamos bien, retirar y reservar en un plato.

A continuación, haremos ya los raviolis. Colocar las hojas de pasta wanton sobre una superficie plana y rellenar cada cuadrado con el relleno para fajitas. Pegar los bordes con agua, ayudándonos con un pincel.

En una sartén con aceite (o freidora) procederemos a freír cada ravioli. Es importante que el aceite esté caliente y que haya abundante, para que el ravioli quede sumergido y se fría de forma uniforme. Cuando estén bien doraditos retirar y poner sobre papel absorbente para retirar el exceso de aceite.

Ahora, montar el plato. En la base, hacemos una lágrima con la vinagreta de cítricos. A continuación, colocar los raviolis y acabar con los brotes de lechuga (se puede aliñar con una vinagreta de naranja). Por último, decorar con unos pétalos de caléndula

¡Y listo!

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Un año más seguimos siendo empresa socia de la Fundación Josep Carreras, habiendo renovado nuestro acuerdo de colaboración.

La Fundación Josep Carreras es una entidad que tiene como objetivo luchar contra la leucemia y que lleva más de 25 años combatiendo esta enfermedad.

La alimentación es la base de nuestra salud, y todo empieza por la compra de alimentos que después convertiremos en sabrosos platos. Es por ello, que es muy importante saber qué compramos y para ello, hay que saber leer las etiquetas de los alimentos.

Pero, a veces estas etiquetas se nos presentan como ininteligibles. En Maheso, sin embargo, apostamos por todo lo contrario: en nuestras etiquetas establecimos el “clean label”, para dar la información de la manera más entendible posible. Porque es importante que los productos tengan etiquetas claras para que nos permitan tomar mejor las decisiones y escoger bien las especialidades.

Y es que, nos gusta declarar abiertamente los ingredientes de cada producto e indicar de forma clara y comprensible los ingredientes de los alimentos que ofrecemos. Compruébalo, por ejemplo, en nuestra lasaña boloñesa, elaborada con ingredientes de máxima calidad, sin grasas hidrogenadas, sin colorantes ni conservantes añadidos.

¿Qué mirar en las etiquetas de los alimentos?

Pero, si igualmente necesitas una guía para entender las etiquetas, vamos a darte aquí algunas recomendaciones.

Antes de nada, debemos visualizar la denominación del producto, la fecha de vencimiento o caducidad del producto, así como también, los ingredientes y su forma de conservación. Toda esta información nos ayudará a conservar mejor el artículo, y a saber si podemos guardarlo o consumirlo en breve, por ejemplo. También conoceremos qué ingredientes y materias primas se han usado. Generalmente las que van en primer lugar son las que se han utilizado en mayor cantidad. Es decir, el más presente estará primero, después el segundo, etc. Esta lista es importante por varios motivos, como, por ejemplo, para localizar alérgenos y ver, en general, la calidad del producto.

La otra parte diferenciada de la etiqueta de un alimento es la que contiene la información nutricional. Aquí veremos mucha información:

  • El tamaño de la porción:
    En esta parte de la etiqueta debemos empezar mirando el tamaño de la porción. Hay productos en los que nosotros ingerimos menos de una porción y hay otros, donde la porción indicada en el envase suele ser muy inferior a lo que consumimos. Es importantísimo entender qué tamaño de la porción y qué cantidad de porciones hay en el envase, ya que la información nutricional (calorías, sodio, fibra) se basa en esa porción.
  • El porcentaje de valor diario (%VD):
    El % de VD es una guía para ayudarnos a relacionar los nutrientes en una porción de alimento con lo que contribuyen en una dieta convencional. Nos ayuda a determinar si un alimento es alto o bajo en un nutriente: 5% o menos es bajo, 20% o más es alto. Los valores diarios se basan en una dieta de 2.000 calorías. Sin embargo, las necesidades nutricionales probablemente dependerán de cada persona, de su edad y del ejercicio físico que realice en su día a día.
  • Calorías:
    También aparece en esta etiqueta las calorías por porción. Las “calorías de las grasas” indican cuántas calorías de grasa hay en una porción. Y algo importante que hay que tener en cuenta es que, aunque un producto no contenga grasa, no necesariamente significa que no contenga calorías.
  • El aporte de grasas:
    El aporte total de grasas es importante. Por ejemplo, si queremos mantener una dieta baja en grasas lo ideal es escoger ingredientes con menos de 10 gramos de grasas por cada 100 gramos de alimento. Pero no sólo hay que mirar la cantidad, sino el tipo de grasas. Por ejemplo, si predominan las grasas saturadas se tratará de un producto desaconsejable si queremos cuidar la dieta y el colesterol en sangre, mientras que un producto cuyas grasas son en su mayoría ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados será beneficioso para el organismo en conjunto.
  • El aporte de colesterol, sodio, carbohidratos, proteínas, vitaminas, calcio…
    En la etiqueta también observaremos el aporte de hidratos de carbono: también los visualizaremos por cada 100 gramos y en algunos casos, se detallan cuáles del total de los hidratos son azúcares, siendo aconsejable que la mayor parte de los productos que adquirimos no presenten más de un 10% de azúcares. Si no se describe cuáles son hidratos complejos y cuáles son azúcares o hidratos simples, podemos remitirnos a sus ingredientes y ver si presenta azúcar, fructosa, sacarosa o miel entre sus ingredientes. Si figuran estos nombres en la lista de ingredientes es porque el producto contiene azúcares simples y deben tenerse en cuenta en el caso de personas con triglicéridos altos o diabetes, por ejemplo.

Otra de la información que deberíamos saber leer de las etiquetas es si se han utilizado aditivos peligrosos. En Maheso solo utilizamos aditivos y conservantes legales, pues en muchos casos son necesarios para garantizar la seguridad del producto, y, aunque tengan una nomenclatura irreconocible, son naturales, como la vitamina C o el ácido ascórbico. Para reconocer los aditivos, lo más común es que aparezcan con una E delante y tres números más.

  • E1 y dos números más son colorantes.
  • E2 y dos números más son conservantes.
  • E3 y dos números más son antioxidantes.
  • E4 y dos números más son texturizantes.
  • E5 y dos números más controlan la acidez.
  • E620 a E635 potenciadores de sabor.
  • E901 a E904 aportan brillo.
  • E950 a E967 son edulcorantes.

En Maheso cocinamos para ti y lo hacemos como lo harías tú. Por ello, no sólo elegimos ingredientes de calidad sin grasas hidrogenadas, sin colorantes ni conservantes añadidos, sino que lo dejamos bien claro en nuestras etiquetas. Puedes comprobarlo en cualquiera de nuestros productos, como en nuestras croquetas: de cocido, de brandada de bacalao, o de jamón ibérico. Porque la salud y los hábitos de vida saludables se han convertido en la forma de vida de gran parte de nosotros. Es por ello por lo que escogemos alimentos que nos ayuden a llevar este estilo de vida saludable.

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Si bien es cierto que no en toda España es tradición comer canelones en Navidad, cada vez se está haciendo más extensible esta costumbre, tan arraigada en Cataluña y en las Baleares. Y es que, unos deliciosos canelones rellenos de ingredientes de calidad, y con una exquisita y suave bechamel conquista tanto a mayores como a pequeños. Bien lo sabemos en Maheso, que, con nuestras especialidades de canelones de atún, canelones de setas,canelones de espinacas, canelones de carne o nuestros más novedosos canelones de verduras asadas con queso Philadelphia “enamoramos” a más de un comensal todos los días del año. Pero volviendo al tema en cuestión, ¿sabemos de dónde viene la tradición de comer canelones en Navidad?

Para empezar, habría que anotar que el día más señalado para comer canelones en Cataluña es el día de Sant Esteve, el 26 de diciembre. San Esteban es una festividad que viene marcada en el calendario catalán, debido al pasado carolingio de esta región. En el siglo IX la zona pertenecía al imperio fundado por Carlomagno y dependía del obispado de Narbona, a diferencia del resto de la península Ibérica cristiana, dominada por los godos y que tenía por referencia el obispado de Toledo. Esto hacía que incluso se tuvieran diferentes costumbres. Por ejemplo, en la Cataluña antigua cuando había alguna festividad importante había que desplazarse a la casa solariega y celebrarlo en familia. Normalmente no todos vivían cerca de ella, por lo que en fiestas como Navidad se necesitaba un día festivo para regresar a casa, como era el caso del 26 de diciembre.

Pero curiosamente, la receta de los canelones y la costumbre de comerlos el día de San Esteban no es un hecho tan antiguo. De hecho, aunque pueda parecer que se comen canelones en Cataluña desde tiempos ancestrales, es una costumbre bastante reciente, no

en vano, no aparecen en ningún recetario catalán hasta principios del siglo XX. Se trata, de hecho, de un plato de origen italiano, que llegó a Barcelona a finales del siglo XVIII. Es más, entre los canelones catalanes y los italianos hay una gran diferencia, fruto de la customización de esos cocineros importadores de la receta: en Cataluña primero se cocina la carne y después se pica, mientras que los italianos la hacen directamente con carne picada. Además, la carne de los canelones italianos se suele cocer acompañada de un sofrito, que en Italia tradicionalmente lleva zanahoria y apio.

Cuando los canelones conquistaron Cataluña

Volviendo a cómo llegaron los canelones a Cataluña, hay que remontarse a finales del XIX, cuando algunos restaurantes emblemáticos de Barcelona, como por ejemplo la famosa Maison Dorée, popularizaron el consumo de canelones entre la burguesía, que los percibía como una “comida” muy refinada. Era una receta muy complicada, y no por el relleno sino por la pasta, ya que se elaboraba a mano. No fue hasta 1911, cuando el empresario Ramon Flo, propietario de la marca de pasta El Pavo, empezó a comercializar las primeras placas secas, lo que consiguió que los canelones, más parecidos a los de hoy día, se popularizaran.

Los canelones de Sant Esteve arrastran, sin embargo, el mito de ser el mejor ejemplo de la cocina de reaprovechamiento catalana, gracias al gastrónomo Néstor Luján, que defendía que antiguamente los canelones se hacían con las sobras de la carne de olla que se comía el día de Navidad en las casas catalanas. Aunque no todos lo ven así. De hecho, hoy día, los mejores canelones se elaboran con ingredientes nobles o sencillos, pero cocinados para la ocasión.

Así los elaboramos en Maheso, eligiendo las mejores materias primas y cocinándolas con cariño para conseguir los mejores canelones, siempre listos para saborear tras solo unos minutos en el horno.

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Canelones de carne

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En Maheso regalamos 500 lasañas y sorteamos 10 experiencias con alojamiento para dos personas y un viaje a Sicilia.
Desde este mes de noviembre y hasta enero 2023, todos los consumidores que compren una lasaña Maheso pueden registrarse en el microsite promocional www.promocionesmaheso.com y, adjuntando el ticket de compra, recibir el reembolso de su lasaña Maheso (Promoción limitada a las 500 primeras unidades).
Además, por el simple hecho de registrarse se opta automáticamente a ganar una de las 10 escapadas para dos (noche hotel + experiencia) que se regalan mediante la mecánica de “momento ganador”. Así que los consumidores pueden saber al instante si han sido afortunados.
Finalmente, entre todas las participaciones recibidas a lo largo de la promoción se sorteará un viaje para dos personas a Sicilia, un destino ideal para los amantes de la pasta.

Preparar una comida o una cena con toques orientales es siempre un éxito asegurado. En nuestra gama de productos hay diversas especialidades que te ayudarán a conseguirlo, de forma rápida y muy fácil, pero hoy queremos proponerte una receta más personal. Un pollo teriyaki que acompañaremos con nuestra tempura de verduras y con aros de cebolla Maheso.

El pollo teriyaki es un plato que suele gustar, seguramente por ese lacado brillante y lleno de sabor que nos traslada con el paladar hasta el Lejano Oriente. Para complementarlo sin caer en el aburrido arroz hervido, te proponemos un acompañamiento que prepararás en pocos minutos, pues tanto la tempura de verduras, como los aros de cebolla de Maheso tan solo necesitan unos 11 minutos, si los preparas al horno, o un par de minutos, si los haces a la sartén o a la freidora.

Algo más de elaboración necesita el pollo teriyaki, aunque sin llegar a ser nada complicado. Veamos aquí nuestra propuesta fácil y deliciosa. Para empezar, necesitaremos los siguientes ingredientes:

Para la salsa teriyaki casera:

  • 100 ml de salsa de soja
  • 50 ml de sake
  • 50 gr de azúcar
  • 50 ml de mirin (condimento de la comida japonesa con un sabor levemente dulce)
  • Jengibre fresco un trocito de medio cm (opcional)

Para el pollo:

  • 2 pechugas de pollo cortadas a dados de 2 cm
  • Semillas de sésamo al gusto
  • Un par de cucharadas de aceite de oliva virgen extra
  • Sal y pimienta
  • Cebolleta (la parte verde)

Primero elaboramos la salsa teriyaki casera (también la puedes comprar ya elaborada). Poner en un cazo la salsa de soja, el mirin, el azúcar, el sake y un trocito de jengibre (opcional). Calentarlo todo a fuego potente hasta que hierva, sin dejar de remover. Debemos esperar a que el azúcar esté disuelto. Después, bajar el fuego y dejar que la salsa cueza y reduzca durante cinco minutos, siempre removiendo para que no se pegue a la superficie del cazo. Apagar el fuego y retirar el jengibre en caso de haberlo incorporado. Dejar reposar la salsa.

Por otro lado, cortar la parte verde de la cebolleta en juliana y saltearla con un par de cucharadas de aceite de oliva. A continuación, añadir el pollo a dados.

Dejar que se dore a fuego medio durante un par de minutos. Seguidamente, añadir la salsa teriyaki y dejar que todo se cocine durante unos 15 minutos a fuego lento. Cuando el pollo esté brillante y la salsa prácticamente se haya consumido, apagar el fuego.

Servir el pollo teriyaki en un cuenco, espolvorear con semillas de sésamo y acompañar este delicioso pollo teriyaki con los aros de cebolla o/y la tempura de verduras Maheso que hemos elaborado al horno durante 11 minutos mientras preparábamos el pollo.

Recordar, para ello es tan fácil como precalentar el horno a 220º C. Cuando esté caliente, colocar los aros de cebolla y/o la tempura en una bandeja a media altura y hornear de 10 a 12 minutos.

Y ya tenemos una deliciosa comida o cena con un toque oriental.

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calabacín rebozado congelado

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En Maheso hemos renovado un año más la certificación BRCGS, obteniendo además la calificación de «Grado A».
La BRCGS es una norma de seguridad alimentaria que demuestra el compromiso de los fabricantes con la seguridad del producto, la calidad y el cumplimiento de la legislación y que garantiza la protección del consumidor. 
Por esta razón, desde Maheso estamos muy orgullosos de haber renovado la certificación, ya que es otra muestra del trabajo bien hecho y del esfuerzo de todos nuestros colaboradores y colaboradoras por cumplir los más altos estándares de Calidad.

Todos sabemos que debemos comer más verduras, pero en muchas ocasiones las relacionamos a platos aburridos y sin gracia. Sin embargo, la realidad es que las verduras se pueden preparar de mil y una forma y se pueden presentar en el plato de manera que sean irresistibles. Y si no, ¿qué opinas de los Canelones de verduras asadas con queso Philadelphia de Maheso? Un plato exquisito, y una manera riquísima de saborear y disfrutar de los beneficios de las verduras.

Pero es solo un ejemplo, porque las verduras pueden ser cocinadas y preparadas de muchas otras maneras. Algunas son más saludables, otras más sabrosas, unas son muy rápidas, otras requieren de más paciencia, pero todas estas maneras de cocinar las verduras nos ayudarán a variar los menús diarios. Veamos aquí algunas:

  1. Al horno. Es fácil y limpio. Las verduras al horno quedan muy ricas sin prácticamente ningún esfuerzo. Se pueden hacer con aceite de oliva, con mantequilla o incluso con vinagre, lo que le dará un toque muy especial. Pero, además, se pueden combinar con queso fundido, con bacon, o servir de “cama” para pescados y carnes.
  2. A la brasa. ¿Quién puede resistirse a una parrillada de verduras? El sabor que proporcionan las brasas es ideal. Además, ahora, con las nuevas barbacoas de mesa, más pequeñas y portátiles, cualquiera puede preparar de esta forma las verduras a diario.
  3. Salteadas o a la plancha. También es una forma de cocinarlas sin invertir mucho tiempo. Aquí las combinaciones pueden ser muchas, jugando con diferentes texturas.
  4. Wok. Es una de las maneras más exitosas para que las verduras queden deliciosas. Se realiza con el wok, una especie de sartén de origen oriental, en la que se pueden preparar múltiples comidas, como las verduras salteadas. Además de ser una receta sencilla y rápida es muy saludable, pues requiere poco aceite. Prueba, por ejemplo, de elaborar un wok de verduras a base de juliana de zanahorias, cebolla, calabacín, pimiento verde, pimiento amarillo, pimiento rojo, ajo, salsa de soja, aceite de oliva, sal y pimienta.
  5. En cremas y purés. Las verduras un poco salteadas y luego cocinadas con agua, y posteriormente pasadas por la batidora quedan excelentes. Se pueden preparar en purés más densos o en cremas más ligeras, y se pueden presentar calientes, tibias o frías. Son deliciosas y muy saludables.
  6. Hervidas. Es la manera más convencional (sobre todo para los que quieren cuidar más de su dieta). Las verduras hervidas son muy saludables, pero para que no queden “sosas”, siempre se pueden presentar con un buen chorrito de aceite de oliva virgen extra y algunas especias, que alegrarán el plato.
  7. Al vapor. Es incluso más saludable que cocinarlas hervidas, ya que al cocinarse con su propio vapor mantienen mucho mejor sus propiedades organolépticas y sus vitaminas y minerales. Hoy en día, además, hay muchos tipos de vaporeras y artilugios de cocina para cocinar al vapor, desde las cestas de bambú a las vaporeras eléctricas.
  8. Crudas. Algunas verduras se saborean mejor crudas. Se pueden presentar en ensaladas, cortadas en bastones y combinadas con hummus, ralladas y aderezadas con especias y aceite… Las verduras crudas mantienen todas sus vitaminas y dan mucho juego. Sólo hay que echar mano a la imaginación. Además, hoy día hay numerosos utensilios de cocina que nos permiten presentarlas de forma más creativa, como por ejemplo ralladas con mandolinas o en forma de espiral con los espiralizadores.

Además de recordar que las verduras se pueden cocinar de muchas formas, hay que saber combinarlas. Por ejemplo, en una tortilla o revuelto, con pasta, en unos canelones, como los mencionados de Maheso, en un cocido con legumbres o en cremas. También se pueden presentar con “toppings”: garbanzos tostados al horno con especias, trocitos de pan tostado (en lugar de los picatostes), frutos secos picaditos y tostados, bacon salteado, taquitos de queso feta…. Y que nunca falte un buen chorrito de aceite de oliva virgen extra y unas especias, que ayudarán muchísimo a tener platos con más sabor.

En definitiva, nunca volverás a decir que las verduras son aburridas. Y recuerda que, si quieres saborearlas bien cocinadas y sin esfuerzo ni invertir tiempo, en Maheso disponemos de una gran variedad de platos con verduras como protagonistas.

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Has oído hablar de él, pero no sabes exactamente de qué se trata. Y es que, el HIIT (High Intensity Interval Training) es un tipo de entrenamiento deportivo que está haciendo furor en los gimnasios de medio mundo. Se basa en sesiones de intervalos cortos muy intensos que alternan esfuerzo y recuperación. Es una actividad tan extendida en la actualidad porque puede conllevar una gran cantidad de beneficios en la salud y el rendimiento. Nos ayuda a incrementar la fuerza y la resistencia muscular, y a medio plazo, a generar endorfinas, aumentando la sensación de bienestar. Pero veamos algo más en qué consiste el HIIT.

Como decíamos, el HIIT es una actividad que combina periodos repetidos de ejercicio de alta intensidad desarrollados a la máxima velocidad o potencia intercalados con periodos de ejercicio de baja intensidad o reposo absoluto. Los intervalos del circuito se dividen de la siguiente manera: una fase de esfuerzo de no más de 60 segundos en la que se entrena con la mayor intensidad posible y a una frecuencia cardiorrespiratoria máxima, y otra de menor esfuerzo que servirá de recuperación y que puede durar lo mismo o el doble que las de mayor exigencia.

El HIIT es aplicable a diferentes actividades físicas, desde correr (en cinta o en exterior), hasta el ciclismo, las pesas o el entrenamiento en suspensión. Eso sí, sea cual sea la actividad, el denominador común del HIIT es que debe estar muy concentrado durante el tiempo que dura la sesión, por lo que se aprovechan los minutos al máximo. Precisamente, este factor es una de las claves del éxito de esta práctica deportiva. Porque en la sociedad actual donde el “tiempo es oro”, en la que siempre nos falta tiempo para todo, el hecho de obtener grandes resultados en tan poco tiempo es realmente bueno.

Otra de las claves del éxito del HIIT es que al llegar a altas intensidades y una elevada temperatura corporal, el cuerpo sigue quemando grasas mientras se recupera. De esta forma, aunque se invierta menos tiempo en hacer ejercicio, el resultado es tanto o más que si se hiciera ejercicio en el doble de tiempo.

Sintetizando, podríamos enumerar aquí algunos de los beneficios del HIIT:

  • Mejora la capacidad cardíaca y pulmonar.
  • Aumenta la resistencia más rápido que el propio entrenamiento de resistencia.
  • El cuerpo consume calorías y quema grasa corporal horas después del entrenamiento.
  • Quema grasa sin perder masa muscular.
  • Favorece el aumento de la masa muscular.

Pero si el entrenamiento es el rey, la nutrición es la reina. Sólo uniendo a estos dos conseguirás un reino, en palabras del experto en fitness Jack Lalanne. Y es que, para que el rendimiento sea óptimo, siempre hay que combinarlo con una buena alimentación. Además,este tipo de entrenamiento demanda más esfuerzo y energía, por lo que conviene complementarlo con una nutrición rica en proteínas. Para recuperarse eficazmente entre sesiones, incluso cuando se quiere adelgazar o, a la inversa, para aquellos que están por debajo de su peso y quieren engordar, una alimentación adecuada ayudará a asegurar la energía necesaria para el cuerpo.

De hecho, se recomienda hidratar mucho el cuerpo y tomar proteínas (huevo, carne). Incluso, después del entreno puedes darte un capricho y comer algo más “apetecible” como, por ejemplo, una ración de la Pechuga Super Crispy estilo Kentucky de Maheso, que te aportará la energía necesaria para recuperar o para afrontar el próximo entreno. Disfruta tras una sesión de HITT de estos crujientes y sabrosos trozos de pechuga de pollo rebozados, especiados y marinados al estilo Kentucky. Un delicioso plato ideal para combinar con cualquier salsa y excelente para darte un capricho tras un entreno de HITT.

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Recetas de salsas de tomate hay miles, millones si apuramos. No en vano, la salsa de tomate es una de las salsas con más éxito en el mundo de la cocina y cada cocinero y cocinera tiene su truco, su toque, su secreto de cocina para conseguir una salsa única.

Y es que, esta salsa se puede usar tanto como un ingrediente más o como acompañamiento en multitud de recetas y diferentes tipos de platos como, por ejemplo, con nuestras varitas de queso o nuestros fingers sabor queso 100% vegetal.

Pero casi siempre hay un denominador en común: para conseguir la mejor salsa de tomate del mundo hay que utilizar buenos tomates de temporada.

Ciertamente, no todo el año conseguimos tomates del huerto, pero esto no nos debe impedir conseguir una deliciosa salsa. Para ello, el truco es aderezarla con especias, que le aportarán ese punto de sabor especial.

La salsa de tomate especiada es perfecta para dipear y para acompañar especialidades como nuestras varitas de queso, o nuestros fingers sabor queso 100% vegetal, con sabor a auténtico gouda, pero sin utilizar leche animal, un aperitivo ideal para veganos o vegetarianos.

Veamos aquí cómo elaborar la salsa de tomate especiada para dipear. Para ello necesitaremos:

  • 1/4 de cebolla
  • 1/4 de pimiento rojo
  • 1 diente de ajo
  • Cayena o chile molido
  • 200g de tomate triturado (mejor si es natural)
  • Un chorrito de vinagre blanco (una cucharada)
  • 1/4 de cucharadita de orégano
  • 1/2 cucharadita de pimentón o paprika (si se quiere con un toque picante)
  • Sal y pimienta
  • Aceite de oliva virgen extra

Cocinar sin prisas

Lo importante en este tipo de recetas es no tener prisa, elaborarla con calma y paciencia. Picar muy bien el ajo, la cebolla y el pimiento. Echarlos en una sartén con un chorrito de aceite de oliva virgen extra. Salpimentar y cocinar a fuego lento durante unos 10 minutos. Ir removiendo para que se cocinen bien todos los ingredientes.

Cuando veamos que la verdura está cocida, añadir un chorrito de vinagre blanco y cocinar un par de minutos más.

A continuación, añadir el tomate triturado, el pimentón, el orégano y la cayena (este último ingrediente se puede obviar si no se quiere una salsa picante o se puede echar muy poco para que sea más suave, pero con un toque picante).

Cocinar todo durante unos cinco o diez minutos más. A continuación, retocar con sal si es necesario y dejar enfriar.

Esta salsa se puede servir sin triturar, para aportar textura, o si se prefiere, se puede pasar por la batidora o por el pasapuré, si se prefiere más líquida. También se puede servir fría o templada. Aquí, te proponemos que la sirvas sin trocear, a temperatura ambiente y en un bol o cuenco junto a los fingers de queso vegetal (para los vegetarianos) o con las varitas de queso de Maheso, para todos los paladares. Una combinación ¡perfecta!

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¿Se han apuntado a cenar los amigos y no sabes por dónde empezar? Los conoces bien y sabes que todos tienen sus propios gustos, preferencias y paladares, pero no te preocupes. Ofrecerles una cena deliciosa y divertida no tiene por qué ser tan complicado como parece. Muy al contrario. En la variedad está el gusto y, de hecho, ofrecerles una propuesta gastronómica heterogénea puede ser la clave del éxito. Porque, cuando tienes muchos invitados para cenar (o comer) y cada uno con sus propios gustos y manías – a unos no les gusta el queso, otros odian el picante, otros no comen carne…-, lo ideal es recurrir a las especialidades de cocina internacional de Maheso.

Las recetas de Maheso te solucionan – y sin pasar todo el día cocinando- la cena o la comida. Te recordarán como la gran anfitriona o anfitrión que eres. El triunfo está asegurado.

Decora la mesa con detalles de cada país

La propuesta es ofrecer una cena – o comida – a base de platos para picar y compartir de diferentes cocinas del mundo. Y para que todo quede más coherente y sea una velada divertida, intenta decorar la mesa con algún detalle que recuerde al país de procedencia del plato. Así, el “viaje” será todavía más divertido.

Esta propuesta, además de divertida y fácil de preparar con Maheso, te permitirá contentar a todos, porque seguro que encontrarán un plato a su gusto, pero, además, y seguramente, más de uno se atreverá a probar sabores diferentes.

Nuestra gama de Recetas del Mundo es perfecta para ofrecer este viaje gustativo sin salir de casa. Exquisitos platos de diferentes países, que podrás preparar y ofrecer en apenas unos minutos. Soluciones fáciles y rápidas que puedes tener siempre a mano en tu congelador.

Por ejemplo, puedes servir vasitos con Cous Cous con quinoa y verduras, perfecto para los vegetarianos, y que gustará a todos. Acompaña esa zona con un candelabro o lamparita estilo marroquí.

En otro punto de la mesa, propón un viaje hasta Grecia con unos platillos de Mussaka, rellena de berenjena, calabacín, tomate, cebolla, carne de pollo y cerdo, y queso. Puedes presentar la mussaka en platitos de diferentes colores. Si le pinchas una banderita de Grecia, conseguirás que nadie se pierda.

Para el próximo viaje, hazte con un sombrero mexicano y acompáñalo con un par de platos de Relleno de fajitas y otro con tortillas de trigo. ¡Verás qué rápido entienden unos y otros lo que tienen que hacer para comérselo!

El toque más exótico lo podrás ofrecer con unos Rollitos de primavera con salsa agridulce, o con los Rollitos horno vegetales, o los Rollitos primavera vuelta-vuelta. Todos son platos precocinados congelados muy rápidos y fáciles de preparar, ya sea en la sartén vuelta y vuelta, en la freidora, o en el horno. Y el complemento ideal para este aporte oriental, una Tempura de Verduras con su crujiente y apetecible rebozado. En este “corner” oriental de la mesa no olvides poner palillos y salsa de soja con cuenquitos orientales. Le dará ese toque especial.

Y sigue el viaje con un aderezo americano, el que puedes conseguir con unos snacks de Maheso. Las irresistibles Pechugas Estilo Kentucky, crujientes y sabrosos trozos de pechuga rebozados, especiados y marinados al estilo Kentucky. Con un poco de salsa barbacoa o kétchup para dipear ¡Durarán un periquete! Puedes servirlas en cajetines de cartón al más puro estilo americano. No olvides, aquí la bandera de barras y estrellas debe destacar.

En definitiva, un plato para cada gusto. Porque las recetas de Maheso gustan a todos. ¡Buen viaje!

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Si en verano vas a estar en un destino de playa y quieres practicar un deporte en el mar, toma nota: el paddle surf te enganchará. Y es que, es una actividad acuática divertida y muy beneficiosa para nuestra salud, por algo, se ha convertido en los últimos años en el deporte de moda del verano.

El paddle surf o surf de remo, como también se le conoce, es un deporte aeróbico que se practica en contacto con el agua, al aire libre, y es una de las disciplinas de ocio más completas y recomendables del momento.

Hablar de paddle surf es hablar de John Zapotocky. Un surfista de Waikiki (Hawái) que en la década de los 60, siempre acababa levantándose en la tabla mientras surfeaba. A continuación, muchos surfistas hawaianos comenzaron a utilizar la pala para sus entrenamientos. Pero el origen de esta disciplina no es tan reciente. De hecho, se dice que el paddle surf ya fue inventado por los egipcios hace más de 3.000 años. Si bien es cierto que fueron los profesores de surf polinesios los que lo practicaban más frecuentemente para controlar a los grupos, pues se ponían de pie en sus tablas y con la pala de un remo rudimentario podían avisar a sus alumnos.

Sea como fuere, es en los años 90 cuando empieza a ponerse de moda, y ya en los últimos años, cuando empieza a hacer furor. Pero ¿qué es lo que hace que este deporte “nos atrape”? Aquí van cinco beneficios del paddle surf.

  1. Es un deporte fácil de aprender y accesible a muchas personas, sin importar la condición física en que se encuentren. Aunque lo que sí hay que tener es bastante equilibrio.
  2. Permite ejercitar una gran cantidad de músculos, tonificando prácticamente todo el cuerpo. Especialmente se ejercitan los gemelos, el trapecio, los cuádriceps, los glúteos, los dorsales, deltoides, abdominales, bíceps, pectorales… Además, como es un deporte de bajo impacto, es recomendable para quien se esté recuperando de alguna lesión, ya que podemos recuperar el tono físico sin hacer movimientos muy bruscos.
  3. Otro de los beneficios del paddle surf es que nos ayuda a desestresarnos. Es un deporte que se hace al aire libre y en contacto con el mar, con la brisa marina y el sol, que puede practicarse en lugares naturales muy bellos, donde podemos sentirnos mucho más relajados. Un deporte que cuida el medioambiente, que nos da sensación de libertad, que nos ayuda a eliminar el estrés, reducir la ansiedad y mejorar el rendimiento intelectual.
  4. Otro de los beneficios del surf de pala es que nos ayuda a sociabilizar y a pasar más tiempo con nuestros amigos. Porque la forma más segura y divertida de practicar el paddle surf es con amigos. No es un deporte competitivo, sino una actividad que ayuda a pasar un buen momento divertido. Tanto si son amigos o un grupo de personas que acabáis de conocer, tras un rato de paddle surf juntos, acabaréis disfrutando y sonriendo.
  5. Pero además de ser fácil, divertido, relajante y muy completo, el paddle surf es un deporte que nos ayuda a controlar el peso. ¿Y quién no quiere mantenerse en forma y a controlar el peso, sobre todo en verano? Se ha calculado que, aproximadamente, se pueden llegar a quemar hasta 450 calorías por cada hora de paddle surf. Por eso es una actividad perfecta para los que quieren cuidarse, por dentro y por fuera. Especialmente, si se combina con una alimentación más ligera, como la que puedes mantener con la gama Green Moments de Maheso, especialidades elaboradas con 100% proteína vegetal, que nos ofrece la posibilidad de comer de forma más saludable y cuidando del medioambiente.

Y es que, en Maheso siempre tenemos una receta (o más) pensada para cada uno de los consumidores. Si este verano te “enganchas” al paddle surf, combínalo con una alimentación sana, nutritiva y sin carne. Disfruta de nuestra gama Green Moments a base de proteína 100% vegetal. Con nuestros nuevos fingers sabor queso, nuggets sabor pescado, croquetas, lasaña tipo boloñesa, o unos deliciosos nuggets vegetales. Especialidades que te ayudarán a completar tu dieta vegetariana o vegana, pero que también puedes incorporar en tu dieta convencional, para darle variedad y para poner tu granito de arena en el cuidado del planeta.

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En España, entre un 1 y un 2% de la población es celíaca, es decir, entre 450.000 y 900.000 personas no pueden consumir productos que contengan gluten. Estas son cifras nada insignificantes, por ello, cada vez es más fácil disfrutar de una dieta variada adaptada a esta enfermedad. Porque cada vez tanto elaboradores, como productores y restauradores sentimos más sensibilidad por el tema y ofrecemos alternativas aptas para las personas con celiaquía.

Desde Maheso, por ejemplo, continuamente investigamos nuevas fórmulas y recetas para poder ofrecer nuestras más deliciosas especialidades libres de gluten. Es el caso de nuestros churros sin gluten, una nueva gama de este dulce postre que ahora también pueden disfrutar las personas con celiaquía. Porque como en Maheso somos auténticos especialistas en churros, queríamos que estuviesen al alcance de todo el mundo. Por ese motivo, ofrecemos nuestros churros lazo sin gluten, que tienen la textura y el sabor de los churros de siempre, pero además son aptos para las personas con celiaquía.

Más celíacos y más informados

Porque sí, cada vez son más las personas que no pueden comer gluten y es importante la detección temprana. Pero hay que remarcar que cuando se habla de celiaquía no se habla de una intolerancia como puede ser la intolerancia a la lactosa o a cualquier otro alimento específico. La celiaquía es una enfermedad autoinmune que surge debido a una intolerancia “permanente” al gluten. Por lo tanto, todas aquellas personas con celiaquía

no pueden consumir en ningún caso nada que contenga gluten. Además, el hecho de que la celiaquía sea autoinmune supone un componente genético y éste está relacionado con otras enfermedades. Por esto, entre otros motivos, es importante que estas personas sean diagnosticadas desde una edad temprana y cuenten con un apoyo y asistencia durante toda su vida, no solo para ayudarles a saber qué pueden comer, sino también para acompañarlos y guiarlos para conseguir una mejor calidad de vida.

Esto es lo que hacen las asociaciones de celíacos, entidades que son mucho más necesarias de lo que se cree. ¿Por qué?

  • El celíaco necesita “siempre” asesoramiento. La información que pueden aportar el profesional médico cuando se diagnostica la enfermedad es necesaria, evidentemente, pero no es suficiente. Porque el paciente celíaco necesita tener un conocimiento sobre la enfermedad y la dieta sin gluten muy amplia. Las asociaciones de celíacos aportan esa información y ayudan en ese proceso de tomar las riendas.
  • Dar apoyo a pacientes y sus familias. Las asociaciones de celíacos, además, ayudan y apoyan de forma personalizada tanto a los pacientes como a sus familiares. Tras el diagnóstico, y las primeras pinceladas sobre qué debe eliminar de su dieta, es en la asociación dónde el paciente aprende a confeccionar menús sin gluten de forma correcta. Un acompañamiento que es vital.
  • La unión hace la fuerza y pertenecer a una asociación en la que conectar con otras personas con las mismas preocupaciones e inquietudes hace ganar confianza. Además, en las asociaciones se organizan eventos y actividades en las que todos pueden compartir buenos momentos.
  • Otra de los beneficios de pertenecer a una asociación es que al apoyarlos asociándote, se les ayuda a seguir funcionando, a seguir investigando y a seguir difundiendo material informativo para vivir con la celiaquía, a seguir difundiendo la enfermedad y, por tanto, a conseguir una mayor integración social de las personas celiaquías. Porque, las asociaciones de celíacos sensibilizan sobre la enfermedad celíaca y la dieta sin gluten, dándola a conocer entre la sociedad en general, impulsando a que restaurantes y marcas de alimentación, como Maheso, apostemos cada vez más por ofrecer productos sin gluten. Y es que, hace años era una enfermedad desconocida entre la población y hoy en día se ha hecho más visible. Y todo ello es gracias a la labor de asociaciones como las que se agrupan en la FACE, la Federación de Asociaciones de Celíacos de España. Hoy día, está constituida por 15 asociaciones y 2 federaciones distribuidas por todo el país, que integran a más de 19.000 familias asociadas.

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Salsa carbonara

Es, posiblemente, una de las salsas italianas para la pasta más populares de la cocina mundial. La carbonara es cremosa, suave y con personalidad, y es, también, la protagonista de una de nuestras recetas más exquisitas y novedosas: la lasaña carbonara con queso Philadelphia. Porque en Maheso hemos querido hacer nuestra propia reinterpretación de la salsa carbonara, para aportar ese plus que tanto nos gusta ofrecer en cada una de nuestras elaboraciones.

Porque, además de popular, la carbonara, es una de las elaboraciones más customizada de las recetas italianas. Algunos la prefieren con mucha pimienta, otros sin ella, algunos con crema de leche, otros sin crema, algunos la elaboran con panceta, otros con bacon ahumado y los más puristas con guanciale (conocido como el bacon italiano). Pero, en realidad ¿cómo se hacía en su origen? Sobre su invención, como sucede con infinidad de platos de la cocina universal, hay varias teorías, más o menos documentadas.

Una de las versiones, dice que el origen de la receta original de la carbonara se ubica en los Apeninos (Norte de Italia), donde la actividad laboral más importante era la minería. Los carboneros solían comer la pasta con panceta, queso y huevo que debía comerse rápido para que no se cuajase este último. Por ello, la salsa carbonara recibió ese nombre, por los carboneros de los Apeninos. Esta versión, además, es la que cree que la pimienta negra que se espolvoreaba en los platos era un “homenaje” al carbón, también otra razón por la cual recibe el nombre de carbonara.

Pero existe otra teoría, un poco más plausible, que concreta la invención de esta salsa al cocinero Renato Gualandi. Según la web italiana Il Gambero Rosso, este chef fue el encargado en 1944 de preparar el almuerzo para festejar el encuentro entre el ejército británico y el americano en la ciudad recientemente liberada Riccione, un 22 de septiembre. Evidentemente, por aquel entonces no contaba con muchos ingredientes, pero sí consiguió algunos de los alimentos preferidos por los norteamericanos, como el tocino, los huevos y el queso. Al chef italiano se le ocurrió mezclar estos tres ingredientes y elaborar una salsa que recordara al típico desayuno inglés y británico, de huevos fritos con bacon. Al plato le añadió a última hora algo de pimienta negra para aderezarlo, lo que le otorgó un sabor excelente.

La receta triunfó, lo que hizo que Gualandi se convirtiera en cocinero de las tropas aliadas en Roma desde septiembre de 1944 hasta abril de 1945, un corto periodo de tiempo que le fue suficiente para extender la fama de la carbonara.

Pero realmente, la fama le llegó a la carbonara de la mano de Hollywood. La receta viajó a Estados Unidos y allí, empezó a aparecer en películas del séptimo arte, como en ‘’Una doncella en apuros’’ (1951), en la que hay una escena donde el patrón pregunta: “Perdone un momento, ¿puede hacer espaguetis a la carbonara? “. Ese mismo año aparece una segunda cita en el libro “Lunga vita di Trilussa” de Mario dell’Arco: “Es difícil para nuestro poeta atacar los espaguetis ‘alla carbonara’ o ‘alla carettiera‘…”.

De hecho, la primera receta escrita de la carbonara se publicó en Estados Unidos en 1952, en “Una extraordinaria guía de lo que se está cocinando en el Near North Side de Chicago”, de la escritora y periodista Patricia Bronté. Dos años después, la revista italiana “La cucina italiana” escribió por primera vez en el Viejo Continente la receta, cuyos ingredientes eran: espaguetis, huevo, tocino, gruyère y ajo.

La receta, como decíamos, ha logrado adaptarse a los nuevos tiempos con interpretaciones suculentas como la nuestra, en la lasaña a la carbonara con queso Philadelphia. ¡Deliciosa!

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Canelones de verduras

En Maheso nos ha hecho especial ilusión volver a la feria Alimentaria de Barcelona tras el parón obligado por la pandemia.

En esta edición hemos presentado nuestros últimos lanzamientos como la gama de pasta con queso crema Philadelphia o las soluciones de proteína vegetal Maheso Green Moments. Además, hemos aprovechado el magnífico escenario que supone esta feria para presentar nuestro nuevo logo, nuevo claim y nuestra reivindicación para que toda la sociedad coma lo que le apetezca, cuando le apetezca.

La Feria Alimentaria, con más de 100.000 visitantes en cuatro días, es el mayor punto de encuentro para los profesionales de la Alimentación y Hostelería del sur de Europa. Es una feria que ha reunido a más de 3.000 expositores y nos ha ayudado a reencontrarnos con los clientes, los consumidores, presentar las últimas novedades y estar al corriente de las tendencias presentas y futuras del sector.

freidoras de aire

Saborear y disfrutar de unos crujientes nuggets, o de una tempura de verduras de Maheso en su punto, pero con menos aceite -y menos calorías- es posible y, además, muy fácil de conseguir. ¿Cómo? Preparándolos en pocos minutos con una freidora de aire.
Constantemente aparecen en el mercado nuevos aparatos con los que podemos cocinar gustosos platos sin renunciar al placer del sabor, y lo mejor de todo, consiguiendo que los platos sean mucho más saludables. Las freidoras de aire (air fryer o freidoras sin aceite) son una muy buena prueba de estos avances.

Sin lugar a duda, desde hace un tiempo la freidora de aire es el pequeño electrodoméstico más de moda en todos los hogares de nuestro país. El secreto de su éxito: son muy fáciles de usar, son compactas, se limpian fácilmente y no ensucian tanto durante su funcionamiento, y nos permiten “freír sin prácticamente aceite”, consiguiendo mantener la textura crujiente y el buen sabor de los alimentos, y logrando, por tanto, que cada bocado sea más saludable y menos calórico, que si los freímos en freidoras convencionales o en la sartén.

Pero ¿cómo funcionan las freidoras de aire? Este pequeño electrodoméstico funciona a partir de un sistema de aire caliente que se distribuye a través de unos ventiladores para cocinar los alimentos de forma homogénea y sin necesidad de aceite o de otro tipo de grasa. Tiene la capacidad de cocinar los alimentos con gran cantidad de aire caliente circulando a una gran velocidad de forma similar a un horno en miniatura. Es decir, utiliza la tecnología que usan las cocinas profesionales, en un formato casero.

Feidoras de aire: De todo tipo de precios, tamaños, y formas

Y como las freidoras de aire están haciendo furor en los hogares, en el mercado podemos encontrar numerosos modelos, desde los más sencillitos, por poco más de 50€, a los más sofisticados, con infinidad de programas y con propuestas de recetas que se activan con la voz del usuario de forma remota a través de tecnologías como Alexa. Además de las diferentes versiones más o menos sofisticadas, la gran diferencia la podemos encontrar en el tamaño. En el mercado podremos ver varias opciones que pueden ir del litro a los 5 litros. Generalmente, una freidora sin aceite que tenga capacidad para 3 litros (que es el tamaño más estándar) permite freír entre 3 y 4 raciones, mientras que una de 5 litros puede preparar de 5 a 6 raciones, por lo que son ideales para familias numerosas. El tiempo de cocción de las freidoras sin aceite también es algo a tener en cuenta, puesto que se demora más que las freidoras tradicionales. Sin embargo, pese al tiempo extra, vale la pena esperar un poco con tal de consumir una versión saludable del plato.

Y es que, las freidoras de aire son perfectas para preparar, por ejemplo, nuestros deliciosos nuggets en unos minutos y con resultados sorprendentes, quedando crujientes por fuera y tiernos y jugosos por dentro. Lo mejor es que prácticamente no se usa aceite (máximo una cucharadita), por lo que la fritura es más saludable (y además gastas menos dinero en aceite). Es facilísimo y rápido, porque no hace falta descongelarlos, con lo que solo tienes que sacar la bolsa del congelador, abrirla y meter los nuggets en la freidora de aire, esperar unos minutos (depende de la marca y del tamaño de la máquina, variarán los minutos de fritura), ¡y listos para saborear!

Más ventajas de cocinas con freidoras de aire

Ya hemos visto muchas ventajas de estas máquinas. Pero además es que con ellas podemos dejar atrás y despedir todos aquellos inconvenientes que presenta la fritura convencional. Por ejemplo, diremos…

  • Adiós a las salpicaduras de aceite.
  • Adiós al olor intenso a frito por la cocina y por toda la casa.
  • Adiós al gasto innecesario de litros y litros de aceite.
  • Adiós a que los alimentos no se frían de forma homogénea.
  • Adiós a un buen puñado de calorías vacías, las que aporta el aceite cuando se calienta en exceso y se adhiere a los alimentos.

Por todo ello, desde Maheso vamos ampliando la gama de productos precocinados que se pueden regenerar en freidora de aire y, aunque se puedan preparar en la freidora de aceite tradicional, en la sartén, o en el horno (incluso algunos en el microondas), en el caso de los nuggets recomendamos el uso de las freidoras de aire como una buena alternativa para quien guste de cuidarse.

Es el caso, también, de nuestra tempura de verduras o de los rollitos de primavera, dos especialidades Maheso que “ganan mucho” cuando se preparan en estas pequeñas máquinas domésticas. Su acabado es perfecto y homogéneo, ensalzando el sabor y la calidad de las materias primas que utilizamos en Maheso.

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